Editorial

  • anzoo anzoo

Resumen

Colombia figura dentro de los 7 países que poseen tierras para atender su demanda de alimentos y exportar excedentes para la demanda que se estima en las próximas décadas. A pesar de ello, de cada tres toneladas en alimentos, tanto agrícolas como pecuarios que consumimos los colombianos, al menos una de ellas se importa, a pesar que se podría producir aquí.

Según el Dane, importamos 6.249 millones de dólares CIF en 2017, donde muchos de estos productos, provienen de países que subsidian sus agriculturas o compiten en forma desleal con monedas devaluadas. Sin embargo, a pesar de todas las dificultades climáticas, sociales, políticas y a los lastres estructurales evidentes en la precaria infraestructura rural (vías secundarias-terciarias, distritos de riego-drenaje y centros de acopio), el sector agropecuario mantuvo una buena dinámica de crecimiento durante el primer semestre de 2018, a pesar de su desaceleración en el mismo período de 2017.

La ganadería creció 4,1% anual gracias a rubros como la leche, el pollo y el cerdo, aunque el sector de carne de res tuvo un modesto crecimiento (el sacrificio creció a 1,7% al corte de junio de 2018). Por su parte, la pesca-acuicultura se contrajo -2,2% alineados con el aumento en los precios de los combustibles y los costos de los repuestos importados para embarcaciones usadas en la actividad pesquera.

En general, se estimó que el PIB-real agropecuario se expandiría un 3,6%, obedeciendo principalmente a: i) el repunte de la demanda interna; ii) los niveles de producción en productos como la leche, el arroz y la palma africana y iii) la mejora proyectada en la demanda de Estados Unidos (nuestro principal socio comercial), creciendo a 2,9% en 2018. Para el 2019, los riesgos para el sector están relacionados con la volatilidad en la demanda de algunos socios comerciales (particularmente Ecuador), el pronóstico del Fenómeno de El Niño (con probabilidad de 70%) y, las presiones cambiarias que se generan por la fortaleza del dólar.

Colombia, puede apostar a mantener unos ritmos de crecimiento del agro de la mano con la inversión en infraestructura regional (ejemplo: vías secundarias y terciarias) de manera que se consolide el bienestar social, en un sector relegado pero estratégico para la nación.

Publicado
2019-02-07